viernes, 26 de enero de 2007

Descanso

El llamado de la montaña

Una Mañana temprano la montaña comenzó a lanzar pequeños gritos.
Los pájaros se asustaron, algunas vacas dejaron de rumiar, mirando hacia las montañas un poco sorprendidas y siguieron comiendo.
La naturaleza retomó su ritmo. Y los animales siguieron comiendo y corriendo.
Pero la montaña persistió en sus gritos. Al día siguiente unos gritos mas fuertes sorprendieron a vacas y animales. Y hasta un campesino se sorprendió un poco.
Levantó la cabeza, se sacó el sombrero de paja y se rascó. Luego volvió a su tarea.
Lo más sorprendente no fue tanto que la montaña gritara sino que las otras montañas siguieron su ejemplo y también, timidamente al principio, como entonándose y dándose ánimo, lanzaron sus pequeños gritos. Y ya nadie, ni vaca, ni campesino, ni animales, se preocuparon.
Al tiempo, el grupo de montañas mucho más animado, no solamente gritó, sino cantó.
Actualmente es una gloria escuchar los atardeceres cuando el sol se aleja lentamente, el hermoso coro de montañas cantando alborozadas.
Miguel Bravo Tedín.

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